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APALABRADOS

CUENTO DE HORROR

 [images[32].jpg]La señora Smithson (estas cosas siempre suceden en Londres) resolvió matar a su marido. No por nada, sino porque -simplemente- estaba harta de él. Se lo dijo: 

- Thaddeus, voy a matarte.

-Bromeas, Euphemia - se rió el marido. 

-¿Cuándo he bromeado yo? 

-Nunca, es verdad. 
-¿Por qué habría de hacerlo ahora y en un asunto de tanta importancia? 
-¿Y cómo me matarás? 
-Todavía no lo sé. Quizás poniéndote todos los días una pizca de arsénico en las comidas. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para destrozarte el cráneo con un candelabro de plata maciza, conectaré a la bañera un cable de la electricidad. No, todavía no lo sé. 
El señor Smithson perdió el sueño y el apetito, se enfermó de los nervios y se le alteraron las facultades mentales. Seis meses después falleció. 
Euphemia Smithson le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina. 
  
Marco Denevi

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