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APALABRADOS

El vizconde demediado, de Italo Calvino

 Por Magda Díaz y Morales
¡Qué gran novela es El vizconde de mediado del escritor cubano Italo Calvino! Interesante percibir el reflejo de lo que un ser humano guarda en sí mismo: el no ser ni totalmente bueno ni totalmente malo, sencillamente persona con todas sus gamas. La dualidad y condición humana considero que es el tema principal. Al que es malo se le rechaza, se le teme, se le aleja lo más posible. Pero el que es totalmente bueno, cansa, llega a importunar muchas veces con sus actitudes extremas de bondad.

El Vizconde Medardo de Terralba marcha a la guerra, pero en su primer enfrentamiento es alcanzado por el cañón de los turcos, la bala le da en pleno pecho y lo parte en dos porque "entusiasta e inexperto, no sabía que a los cañones hay que acercarse sólo de lado o por la parte de la culata. Y él saltó frente a la boca de fuego, con la espada desenvainada, y pensaba que les metería miedo". Al terminar la batalla sólo encuentran la mitad derecha de Medardo, la muy mala, y así lo regresan a su casa:

Le faltaba un brazo y una pierna, y no sólo eso, sino que todo el tórax y abdomen entre el brazo y la pierna había desaparecido (...). De la cabeza quedaban un ojo, una oreja, una mejilla, media nariz, media boca, media barbilla y media frente; la otra mitad de la cabeza era pura papilla.

Esta mitad del vizconde provoca gran temor entre toda la comarca que antes lo estimaba, hasta que un día regresa la parte muy buena del vizconde, que tampoco había muerto. Esta parte buena va arreglando lo que la parte mala destroza o trastorna (todo lo parte a la mitad):

La ballesta del vizconde disparaba desde hacía tiempo sólo a las golondrinas, y de manera que no las mataba, sino sólo las hería y tullía. Pero ahora empezaban a verse en el cielo golondrinas con las patitas vendadas y atadas a tablillas, o con las alas pegadas con esparadrapo; había toda una bandada de golondrinas así compuestas que volaban con prudencia todas juntas, como convalecientes de un hospital pajaril, e inverosímilmente se decía que el propio Medardo era el doctor.

La lucha desde que el mundo es mundo entre el bien y el mal, lucha que tal vez también llevamos dentro de nosotros, nos llega a través de esta historia narrada por el sobrino del protagonista, un narrador-personaje testigo de todo lo acontecido.

"Cada encuentro de dos seres en el mundo es un desgarrarse", dice la parte mala del vizconde a Pamela, la mujer de quien se ha enamorado...

 

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