Blogia
APALABRADOS

JUAN GELMAN

OFICIO

Cuando al entrar al verso me disloco

o no cabe un adverbio y se me quiebra

toda la música, la forma mira

con su monstruoso rostro de abortado,

me duele el aire, sufro el sustantivo,

pienso qué bueno andar bajo los árboles

o ser picapedrero o ser gorrión

y preocuparse por el nido y la

gorriona y los pichones, si, que bueno,

quién me manda meterme, endecasílabo,

a cantar, quién me manda

agarrarme el cerebro con las manos,

el corazón con verbos, la camisa

a dos puntas y exprimirme,

quién me manda, te digo, siendo juan,

un juan tan simple con sus pantalones,

sus amigotes, su trabajo y su

condenada costumbre de estar vivo,

quién me manda andar grávido de frases,

calzar sombrero imaginario, ir

a esperar una rima en esa esquina

como un novio puntual y desdichado,

quién me manda pelear con la gramática,

maldecirme de noche, rechinar

fieramente, negarme, renegar,

gemir, llorar, qué bueno está el gorrión

con su gorriona, sus pichones y

su nido, su capricho de ser gris,

 

o ser picapedrero, óigame amigo,

cambio sueños y músicas y versos

por una pica, pala y carretilla.

Con una condición:

Déjeme un poco

de este maldito gozo de cantar.

 

ARTE POÉTICA

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,

como un amo implacable

me obliga a trabajar de día, de noche,

con dolor, con amor,

bajo la lluvia, en la catástrofe,

cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,

cuando la enfermedad hunde las manos.

 

A este oficio me obligan los dolores ajenos,

las lágrimas, los pañuelos saludadores,

las promesas en medio del otoño o del fuego,

los besos del encuentro, los besos del adiós,

todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

 

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,

rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.


0 comentarios